martes, 17 de junio de 2014

ADOLF HITLER Discursos Palabras de HITLER Mein Führer

                  



Cedade publicó en el centenario del nacimiento de Hitler, en 1989, dos especiales en los que incluía la visión que tenían del Führer diversos personajes. Extraigo algunos pasajes que considero interesantes. Florentine Rost van Tonningen , viuda de Meinoud Rost van Tonningen, numero dos del Movimiento Nacional Socialista de los Países Bajos, muerto en extrañas circunstancias tras la guerra. Ella dijo de Hitler:

Los puntos culminantes de mi vida fueron: mi encuentro con el Führer, Adolf Hitler, un hombre que dedicó toda su vida al servicio del pueblo, cumpliendo su misión, encomendada por la Providencia. ¿Qué otro dirigente en todo el mundo consiguió unir a hombres y mujeres de todas las clases sociales en un todo solidario? Él se dedicó a todos.

- ¡Ustedes no pueden imaginarse de qué forma era querido y respetado! ¡Cómo se ofrendaron a él los soldados alemanes, especialmente de la SS, luchando caballerosamente, sirviendo de ejemplo al mundo entero!. Bajo su mandato reinaron el orden y la disciplina típicas de la tradición alemana. Los Congresos del Partido y las manifestaciones fueron acontecimientos únicos, que no habían tenido lugar nunca antes de forma semejante en toda Europa.

                           

Me encontré con Hitler en el año 1940, junto a mi marido, con ocasión de una conversación privada en el Hotel Adlon de Berlín. Su carisma y serenidad absolutas produjeron en mi, como en todo el que tuvo la suerte de conocerle personalmente, un profundo respeto. En nuestra conversación remarcó el gran respeto que sentía ante las mujeres del norte, crecidas de raíces cósmicas. Hitler elogió a todas las mujeres que se sacrificaron por sus maridos, por su familia y su patria y las consideraba la piedra angular de la nación. Agradezco a la Providencia haberme podido encontrar varias veces junto a mi querido esposo, ante nuestro Führer Adolf Hitler. Hitler fue la herramienta y el profeta, del que emanaba espiritualidad.


El número dos de la revista incluía un reportaje sobre Hitler y los animales. De hecho está extraído del librito del mismo nombre publicado en los años 70. Es un librito que a mi me gusta especialmente. No tiene mucha calidad, pero contiene fotos de Hitler rodeado de animales, la mayoría ya conocidas hoy y, básicamente sus reflexiones sobre los animales extraídas de sus conversaciones. En este blog se han publicado ya algunas. Me gustó especialmente una carta enviada desde Spandau por Rudolf Hess a su mujer en donde habla de forma indirecta de Hitler:


Me conmovió la desgracia del pequeño perro. ¿Puede dudar alguien realmente que exista un alma finamente modelada en los animales? No lo puedo remediar: la idea de matar y de comer una criatura con una vida interior más sensible que la de muchos hombres es horrible, independientemente de que si haya pueblos que son especialmente aficionados a la carne de perro. No creo que el alma de otros animales -animales que son alimento moral para el hombre- se encuentre por debajo de la del perro. Teníamos una vez con nosotros un cervatillo en Reicholdsgrün que vino a nosotros como un bebé para que lo alimentásemos y que se convirtió pronto en un compañero inseparable de juegos de los niños aunque quería también a los mayores, los cuales le correspondían, hasta que por fin un día, escapándose del jardín, saltó del arroyo desapareciendo en el bosque, donde pronto encontró el amor de un ciervo, amor que superó a todo lo demás, quedándose en el bosque. Pero cuando nosotros caminábamos por el bosque se nos aparecía para saludarnos, incluso cuando estaba acompañado de crías, contemplada por los de su especie que, ciertamente, se extrañaban, pues debido a su instinto había aprendido lentamente que la bestia debe comportarse con extrema prudencia respecto al hombre.


- Nuestro cervatillo nos visitaba de tiempo en tiempo en el jardín y en la casa. ¡Qué pensamiento tan absurdo sería el aprovechar una de estas ocasiones para matarle porque su carne sabe tan bien! Lo mismo podría decirse del, para nosotros menos simpático, ganado vacuno: no hay más que ir a un matadero y contemplar cómo la pobre víctima, imaginando su destino, es empujada hasta el matarife. Uno que fue vegetariano durante 15 años de su vida (se refería a Hitler pero no lo menciona por su nombre debido a la estricta censura que le impide cualquier alusión política) me dijo en una ocasión que la mayoría de los hombres renunciarían a comer animales si se viesen obligados a matarlos personalmente y yo estoy convencido por mi parte de que con el progreso hacia formas superiores de cultura y ética nuestra especie acabará por fin apartándose con horror de toda forma de canibalismo, incluso de las aún hoy practicadas con los animales.

La segunda parte de la revista ofrece 100 opiniones sobre Hitler. Destaco alguna:

- Esta guerra no ha nacido de un capricho de Hitler o de Mussolini. Esta guerra forma parte de la guerra milenaria entre usureros y trabajadores, entre la usurocracia y todos lo que hacen una jornada de trabajo honrado con el brazo o con el intelecto. (Ezra Pound)

- No, Hitler no era un hombre vulgar. Por el contrario era una persona muy inteligente, con gran imaginación y una cultura musical muy profunda. También tenía unas hermosas manos y cuando se hablaba con él normalmente no se le caía el flequillo sobre la frente. (Diana Mitford)

En Hitler palpitaba una activa concepción frente a la vida, que exigía una participación interna cada vez mayor; pero en el fondo, sus elementales arrebatos de cólera eran una prueba de la pasión que ponía en todas las cosas. (August Kubizek).

- Hitler ha sido el más grande Héroe de la historia alemana. La lucha de Hitler contra la marea bolchevique fue no solo en beneficio de Europa, sino del mundo entero. (Karl Dönitz).

- Adolf Hitler fue mi amigo, desde el día de nuestro primer encuentro hasta su muerte. Y yo también fui su amigo. (Heinrich Hoffmann).

- Era un hombre que sabía lo que quería y que estaba seguro de alcanzar su objetivo. Poseía una gran constancia y tenacidad. Estaba convencido de que tenía y de que podía salvar Alemania y que a ello estaba llamado. (Emmy Göring)

- Hitler había dado la orden incluso de hacer regresar del frente a las personas con talento fuera de lo común, para que pudiesen trabajar en las obras de arte... Él deseaba que la vida artística no se detuviese. Lo quiso hasta el final. (Arno Breker)

 Hitler daba la impresión de ser altamente inteligente, dejaba entrever una valiosísima y confiada memoria, parecía educado y era capaz de ofrecer claras exposiciones. (Herbert Hoover). 

- Le gustaba pasear por el jardín y sentarse junto a la chimenea de la casa: la llamaba la tahona, ya que le hacían pasteles de almendra, justo lo que le gustaba a él... Siempre quería que los médicos le dijeran la verdad sobre su condición física... Hitler tomó la costumbre de no irse nunca a la cama hasta estar seguro de que el último avión enemigo había abandonado el espacio aéreo alemán... Solía hacer una corta siesta por la tarde de 10 minutos... Lee mucho, por supuesto, mucho, especialmente antes de quedarse dormido... El Führer le da mucha importancia a estar delgado. (Dr. Theo Morell)

- Hitler aunaba los dones de la bondad y la dureza y los golpes de la vida, en vez de suavizarlo, lo galvanizaron más. (Conde von Krosigk)

- Hitler tenía una creencia firme en su papel histórico y en que él mismo era una criatura del destino... Poseía una férrea voluntad de afrontar los riesgos y un talento especial para simplificar los asuntos que otros hombres creerían difíciles. (Allan Bullock)
- Hitler con frecuencia encuentra soluciones extremadamente sencillas para problemas que a otros hubieran parecido insolubles. (Schacht)

- El Führer me da la impresión de ser una persona de sentimientos sumamente sinceros. Casi quisiera decir que aquí reina un ambiente de paternal cordialidad. (Hans U. Rudel)



- Hitler seguramente permaneció fiel a Eva Braun y nadie ha dudado tampoco de la fidelidad de ella para con él. (Prof. Hasselbach)

- Hemos recorrido el mundo. Pero las cosas que hemos visto en Alemania serían difíciles de imaginar. Es un milagro que solo un hombre y una voluntad pueden explicar. (Eduardo VIII)

- No sabes lo que Hitler tiene en la cabeza hasta que no tienes el honor de escuchar a este hombre extraordinario. (Wallis de Windsor)



Yo fui el piloto de Hitler -1ª parte-

Acabo de finalizar las memorias del piloto de Hitler. Que yo sepa, no se encuentran editadas en España, por lo que se hace obligatorio hacerse con esta edición argentina, con las diferencias lingüísticas propias. Por cierto, me gustaría saber si los del otro lado del atlántico notan mucha diferencia entre un libro traducido en España y otro propio. Porque ciertamente a mi en ocasiones me resulta un poco complicado entender la traducción. 

Esta biografía la podemos considerar hermana de otras escritas por colaboradores y amigos de Hitler. Va muy bien en nuestra estantería junto a "Yo fui amigo de Hitler" de Heinrich Hoffmann, Doce años junto a Hitler de Christa Schroeder o, en menor medida, "Hasta el último momento" de Traudl Junge. Se trata de biografías de amigos de Hitler que no necesariamente relatan los horrores de la guerra, sino anécdotas más o menos interesantes de la vida y personalidad de Hitler. En ese sentido Baur es bastante benévolo con Hitler, teniendo en cuenta los diez años que el pobre hombre tuvo que sufrir en diversos campos de concentración de Rusia y que le costaron la amputación de una pierna. Yo doy mucha importancia a estos libros, puesto que en ellos encontramos a un Hitler en estado puro, tal y como era. Por otra parte, el autor, al hablar solo de esas anécdotas, queda en cierta forma absuelto de los supuestos crímenes que la historia pudiera atribuirle, o por lo menos de su supuesta complicidad, que de todo supongo habrá. 

Baur se puso al servicio de Hitler en marzo de 1932, esto es, justo un año de la subida al poder. Por lo tanto, participó activamente en las campañas electorales finales de Hitler. Baur asegura que de ese modo "Hitler, voluntariamente o no, se convirtió entonces en el gran propagandista de la Lufthansa y contribuyó grandemente a la extensión del tránsito aéreo." Así que ya tenemos otra atribución para Hitler, la de haber contribuido en la popularidad del tráfico aéreo. 

Otro mérito indiscutible de Hitler es el de la persuasión. Solo Hitler era capaz de atraer a las masas hacia su movimiento como nadie lo ha hecho nunca. Era capaz de convencer a un comunista sin el menor problema. Con ocasión de una campaña electoral en la que debía hablar en Hamburgo, ciudad ganada por los comunistas, se produjeron varios disturbios y Hitler le dijo al piloto:

Si logro hablar durante diez o quince minutos, la partida ha sido ganada. No hay que temer que me arrojen fuera. La mayor parte se calla para escucharme hablar, primero con desconfianza, luego con entusiasmo.

Se comprende entonces el por qué Hitler habló siempre con angustia que le hubieran ido mejor las cosas de no haber apoyado a Franco, pues siempre dijo que le hubiera resultado más fácil convencer a los comunistas españoles para su causa.

Como el libro contiene muchas anécdotas, voy a resumir alguna que me ha llamado la atención.  En una ocasión en que Hitler estaba cansado de estar junto a muchos hombres, propuso a Sauckel:

Arregle usted algo para traer algunas mujeres a nuestra mesa. Ya estoy cansado de ver siempre hombres alrededor de mi, y querría escuchar algunas voces femeninas.

Hitler se entusiasmó con la idea. Sin embargo, cuando alguna mujer se le acercaba, apenas le mostraba confianza. Le dijo a Baur:

Usted tiene razón. Hay cosas que no puedo permitirme. Conmigo las mujeres no buscan más que un efecto de propaganda y como me encuentro bajo los reflectores de la vida pública, debo preservarme  de ellas. Si usted se permite una comparación, nadie irá a gritarlo por los techos, pero yo, no podría después mostrarme en ninguna parte. Las mujeres son incapaces de contener su lengua. 

Efectivamente, no se conoce a ninguna mujer que haya podido decir que mantuvo una relación íntima con Hitler. Estoy convencido de que de haber existido, se sabría perfectamente. Por lo tanto, Hitler hizo siempre un gran esfuerzo por mantenerse alejado de las mujeres. "Hitler evitaba ansiosamente todo aquello que pudiera alcanzar su prestigio, su aureola", sentencia Baur. 

Otra anécdota que relata Baur:

"Era por cierto muy interesante aprender a conocerlo más de cerca, principalmente cuando él trataba de calmarse. En los jardines de la cancillería había muchas ardillas domesticadas. Cuando Hitler llegaba allí corrían hacia él saltando y brincando para conseguir avellanas. Siempre las llevaba en los bolsillos. A menudo cuando su provisión se acababa yo le proponía ir a buscar otras. Pero él se negaba siempre:

No, Baur, ese no es su papel.

Llamaba entonces, aparecía un criado detrás de los árboles y le traía nuevas avellanas. "

A mi me cuesta mucho creer que una persona tan sensible con los animales, fuera un monstruo con los humanos. Quizá ambas cosas no sean incompatibles, pero en Hitler tenemos suficientes anécdotas como para pensar claramente en una sensibilidad mayúscula. 

Otro ejemplo más de la prodigiosa memoria de Hitler lo encontramos en otra anécdota. En una ocasión en la que se encontraban en casa de Hanfstaengl, éste interpretó una obra al piano. Después de que Hanfstaengl la interpretó, Hitler la silbó desde el comienzo hasta el final, interrumpiéndose para señalar alguna modificación. 

Una cuestión que me ha desconcertado es cuando Baur habla de la primera entrevista entre Hitler y Mussolini y la sitúa el 14 de Junio de 1933 en Venecia. Yo tengo entendido que esa famosa entrevista tuvo lugar en 1934, así que pensé que se trataba de un error de traducción o de imprenta. Sin embargo, al final del libro Baur continúa diciendo que Hitler y Mussolini se encontraron en 1933, 1934, 1937 y 1943. La verdad es que ignoro por completo si Hitler y Mussolini se encontraron por vez primera en 1933, pero no tengo constancia y lo dudo. Por otra parte, Baur insiste en que en febrero de 1934 tuvo lugar la segunda entrevista entre los dos mandatarios, también en Venecia. 

Hace un tiempo se habló de una nueva biografía sobre Eva Braun próxima a publicarse. Traté el asunto en el blog. En esa nueva biografía la autora aseguraba que Eva Braun jugó un papel destacado en la política de Alemania y que tuvo influencia en Hitler. Yo siempre lo dudé. Baur nos saca de dudas una vez más, al tiempo que creo que hace un esbozo perfecto de lo que fue la relación de Hitler y Eva Braun:

"Eva Braun no jugó absolutamente ningún papel en la política y no concibió ninguna ambición a partir de la situación privilegiada en la que se encontraba.Todos los que la han conocido se han sentido tocados por su personalidad. Se ha tejido alrededor de ella una leyenda, en esta época en la que se busca lo sensacional y se ha contado a su respecto gran cantidad de estupideces. Ella no fue gran cosa, pero se contentó con lo que era, limitándose a ser una mujer a la que un hombre quería hacer dichosa y logrando tan sólo una dolorosa felicidad. Personalmente aprecié enormemente su simplicidad y su bondad."


Como el libro me resulta muy interesante, relego para otro post la segunda parte, para no alargar en exceso éste.

Hitler y la caza


Ahora que asistimos a la dimisión de un ministro cazador, es buen momento para observar cuál era la opinión de Hitler hacia la caza. Su postura fue siempre abiertamente contraria hacia esa afición. No solamente le repugnaba sino que el Führer era contrario a toda clase de tortura animal. Su mismo vegetarianismo era de origen ético, es decir, estaba en contra de matar animales para su consumo. En ese sentido podemos afirmar que Hitler fue un adelantado también a su tiempo, cuando las posturas 
ecologistas y animalistas prácticamente eran desconocidas. Por cierto que esto también ha generado numerosos debates puesto que no les debe hacer ninguna gracia a los ecologistas ni a los animalistas tener entre sus defensores a un personaje de la talla de Hitler. Lo cierto es que Hitler fue un amante de los animales siempre. Numerosos son sus comentarios hacia los perros y hacia muchos animales. Pero veamos lo que opinaba de la caza:
El elemento más simpático en la caza es el animal, después el cazador furtivo. Él por lo menos pone en peligro su vida. El último tipejo puede declarar la guerra a un corzo. La lucha es demasiado desigual entre un fusil de repetición y un conejo, que no ha progresado desde hace tres mil años. La caza no es un deporte popular. Si fuera cazador ello me perjudicaría más ante mis partidarios que una batalla perdida.

Precisamente el número dos del régimen, Hermann Göring, fue un gran amante de la caza. Sin embargo Göring, procuraba respetar al máximo las leyes de la naturaleza. A él se debió la primera (si no la única) ley en contra de la vivisección. Suyas fueron unas leyes de caza que se anticiparon a las que se aplican en toda Europa hoy en día. No obstante, cada vez que Göring y Hitler hablaban amigablemente, Hitler sacaba el tema de la caza, con el consiguiente sonrojo de Göring. 

Como profesión no tengo nada contra la caza. Mas hoy la caza se ha convertido en una moda; todo funcionario del partido siente la necesidad de pertenecer a algún sindicato o grupo de cazadores, con objeto de inmolar sin hacer distingos a todos los animales de la tierra que han quedado reducidos al silencio.

Göring defendía el punto de vista del cazador, al que presentaba como protector de los bosques. Hitler bromeó:

Sí, es cierto. El cazador protege y defiende a los desgraciados animalitos hasta que llega el momento en que cree que ha de matarlos. El ojeador adiverte a su amo acerca del momento y el lugar en que el animal hará su operación; entonces el amo, cómodamente instalado detrás del anteojo, espía a su víctima para asesinarla. Después, el glorioso cazador, vuelve a casa llevando la presa. 

- Pero nuestras nuevas leyes sobre la caza prohiben la matanza sin discriminación -discutió Göring. Además, el verdadero cazador encuentra mayor placer en atacar a los animales salvajes. 

Y bien -contestó Hilter- entonces ¿por qué no siguen el ejemplo del duque de Windsor? Le he preguntado si le gustaba la caza. Le gusta, en efecto... pero no con una escopeta: no lleva más armas que su cámara fotográfica.

¡Al diablo las bromas! Si usted se llama cazador, ¿por qué no combate con un animal salvaje con armas iguales? ¡Si, señor Montero! Si yo le viera a usted matando un jabalí con una lanza, no dejaría de felicitarle. 

Más adelante Hitler prohibió toda clase de artículos en la prensa que hicieran referencia a la caza. 

Hitler también dijo:

La caza y las carreas de caballos son los últimos restos de un mundo feudal ya extinguido. 
Lamentablemente, el mundo de la caza continúa hoy en vigor. La cacería del Ministro de Justicia junto a un famoso juez nos dan fiel testimonio y me ha dado la ocasión para hablar de un tema que, personalmente, también condeno. 


Fuente: "Hitler y los animales"



Hitler y los perros

Para relajar un poquito, pongo este collage de Hitler en compañía de diferentes perros. Como se sabe, el perro era su animal favorito y le gustaba mucho estar en su compañía. Tanto amaba Hitler a los perros que, en plena guerra, hizo crear una cartilla de racionamiento para los perros.

El Aguila de Hitler


A Hitler, en el Berghof, le gustaba contemplar a dos águilas mientras hacían círculos en el cielo. Las contemplaba con sus prismáticos durante varias semanas. Sin embargo cierto día Hitler no vió a sus águilas. El Führer parecía angustiado con la ausencia de las aves. Durante varios días no se hablaba de otra cosa. Hitler estaba muy preocupado. 

Tiempo después viajando en coche Hitler observó una gran ave disecada , con las alas abiertas, que estaba en la parte de atrás de otro coche que se cruzó con el de Hitler. Inmediatamente hizo parar la comitiva.

Creo que es mi águila, gritó.

Un miembro de la escolta tuvo que dar la vuelta y alcanzar al coche.

Si estoy en lo cierto, dijo Hitler, les prometo que esos miserables van a sufrir un castigo ejemplar, lo mismo que el destinatario del regalo.

Una hora después el escolta regresó y le comunicó al Führer que efectivamente era su águila. Hitler se interesó por el comprador. Se quedó de piedra cuando le comunicaron que el regalo iba destinado a él. Por supuesto, quien hizo el encargo de semejante regalo, ignoraba por completo que Hitler era un amante de los animales y detestaba la caza.

Fuente: Yo fui amigo de Hitler, Heinrich Hoffmann

Hitler y los Perros



Recuerdo que en una de las peores películas sobre Hitler, sino la peor, "Hitler el Reinado del Mal", protagonizada por Robert Carlyle, hay una escena en la que se ve a un Hitler enfurecido latigando a un perro. Sencillamente esto es una falacia absoluta. Es de sobra conocido el amor que Hitler sentía hacia los perros. Tanto es así que durante la guerra las familias con perro tambien tenían una cartilla de racionamiento para sus canes. Recuerdo que la escena del film me produjo mucha indignación, por ser absolutamente falsa. Hitler tuvo perros casi siempre. El primer perro del que tengo constancia fue Foxl y fue durante la I Guerra Mundial. Pero dejemos a Hitler que nos hable de aquel perro:

"Es enorme lo que he querido a aquel bicho. Nadie podía tocarme sin que Foxl se pusiera furioso. No seguía a nadie más que a mi. Cuando volvía después de dos días de ausencia ya no quería separarse de mi. En la trinchera todo el mundo le quería. Durante las marchas, corría alrededor de nosotros, observándolo todo: no se le escaba nada. Lo compartía todo con él. Por la noche se acostaba a mi lado. ¡Y pensar que me lo robaron! No habría podido separarme de él. En mi vida he podido vender un perro. Me acuerdo: fue antes de llegar a Colmar. El ferroviario que quería conseguir a Foxl pasó dos veces por el vagón y me ofreció doscientos marcos. "Aunque me diera cien mil, no lo tendría usted". Al bajar en Harpsheim , me apercibo súbitamente de que el perro ha desaparecido. La columna se pone en marcha. ¡Me era imposible quedarme detrás! Estaba desesperado. El sinvergüenza que me robó mi perro no sabe lo que me hizo."

Como se puede observar, nada que ver con la escena de la película.

El siguiente perro en la vida de Hitler fue Muck, que se lo regalaron en 1921. Habla Hitler:

"Estaba tan triste con el recuerdo de su antiguo amo, que no podía acostumbrarse a mi. Decidí separarme de él. Su nuevo dueño se había alejado unos pasos solamente cuando le abandonó y vino a refugiarse a mi lado poniéndome las patas sobre los hombros. Entonces me quedé con él. "

Sí es cierto que Hitler daba prioridades también a los perros dependiendo de su raza. A Eva Braun le regaló dos perros terrier escoceses negros pero prohibió la distribución de fotografías en las que aparecía con ellos. Se solía burlar de los perros de Eva Braun. Sin embargo permitía a Eva tenerlos en su salón, lo que motivaba que su perra favorita, Blondie, tuviera que quedarse encerrada. Cuando lograba ablandar a Eva le pedía permiso para traer a Blondie y retirar los dos canes de Eva. Resulta curioso que Hitler pidiera permiso a alguien para hacer algo.

Efectivamente, Blondi fue el pastor alemán favorito y más conocido de Hitler. Sentía verdadera pasión por ella. Incluso Hitler tenía un jefe de perros, el sargento Tornow, que era el único autorizado a pasearla. Hitler jugaba mucho con Blondi y le gustaba que los demás vieran lo inteligente que era. La perra era capaz de hacer piruetas que dejaban maravillados a los invitados de Hitler. Le decía "Blondi, ¡canta!" y la perra se ponía a aullar. Cuanto más le alababa Hitler, más aguda era la voz de la perra. Cuando la perra cantaba con voz grave, Hitler le decía "Blondi, canta más grave, como Zarah Leander" y la perra aullaba tan grave como un lobo.

"Es el perro más inteligente que conozco. A veces juego con ella a la pelota en mi despacho. A veces lanza la pelota debajo del armario y tengo que ir a la chimenea y recogerla con el atizador... tengo miedo de que se rompa las patas en el suelo de parqué, por eso no ya no juego con ella."

Hitler por las mañanas daba un paseo con Blondi. Mandó construir una pista de obstáculos para hacerle correr. Según Christa Schroeder, esa era la única distracción de Hitler.

Hitler intentó aparear a Blondi en varias ocasiones. La primera vez lo intentó con el perro de la viuda de Troost pero no hubo forma. La segunda vez, esta vez con éxito, se apareó con el perro de Alfred Rosenberg y Blondi parió ocho cachorros, pero solo sobrevivieron tres. Al más fuerte de ellos lo bautizó con el nombre de Wolf, como le gustaba ser llamado a si mismo. Pero esto sucedió ya al final de la guerra. Durante el mes de abril de 1945 era habitual ver a Hitler jugar con Wolf, que se había convertido en su cachorro favorito.

Blondi estuvo enferma en 1943 cuando contrajo una enfermedad contagiosa. Hitler hizo llevar a su perra a una clínica veterinaria privada de Munich e hizo llevar a la clínica huevos, carne y manteca para su perra. Cada mañana llegaba un informe sobre su salud que su ayuda de cámara le leía. Si el informe no era muy bueno, Hitler se mostraba muy preocupado. Pero la perra se reestableció.

Para reafirmar el caracter diabólico de Hitler se ha dicho que mandó probar el veneno con el cual se iba a suicidar primero con Blondi. Efectivamente fue así. Pero no solo para probar su eficacia sino porque Hitler sabía que Blondi sin su presencia estaba perdida. Imaginémonos que la perra hubiera caido en manos de los rusos. Estoy seguro de que habría sido un botín con muy poco futuro.

El destino de los perritos de Eva Braun es poco conocido. Negus murió en Berlín al estallar una granada soviética. Stasi, el otro perrito, se encontraba en el Berghof al final de la guerra. En medio de toda la confusión que reinaba en la casa de Hitler, el perrito escapó y nadie sabe cómo logro recorrer más de 100 kilómetros hasta Munich. Un vecino se apiadó del animalito y le dio de comer. Pero después desapareció. Como Hitler y Eva Braun.

NOTAS:
En la primera imagen, Hitler con su perro Foxl durante la I Guerra Mundial.
La segunda imagen, poco distribuida, Hitler en los alrededores del Berghof, supongo que a finales de los años veinte. Tercera y cuarta imagen, Hitler y Eva Braun con sus perros.
Fuentes: "Conversaciones sobre la Guerra y la Paz"
"Doce años junto a Hitler"
"Hasta el Último Momento"
"El Informe Hitler"
"Hitler y Eva Braun"

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