martes, 17 de junio de 2014

HITLER Y SUS FILOSOFOS Hitler, mi Amigo de Juventud - August Kubizek Hitler y Mussolini

HITLER Y SUS FILOSOFOS Hitler, mi Amigo de Juventud - August Kubizek Hitler y Mussolini

En muchas ocasiones se ha pretendido decir que Hitler se inspiró en el fascismo italiano para crear su partido nacionalsocialista. Esto no es cierto porque Hitler ya tenía pensado crear su partido mucho antes de que hubiera oído hablar siquiera de Mussolini. El propio Hitler lo aclara:
Fue en 1921 cuando oí hablar por primera vez del fascismo. La SA nació en 1920 y sin que tuviese la menor idea de lo que sucedía en Italia.
Las similitudes entre fascismo y nacionalsocialismo no son muchas, a pesar de que en ocasiones se llama fascista a Hitler. Esto es una equivocación absoluta. Si bien ambos simpatizaban con sus causas, es un error llamar fascista a Hitler. Y es que quizá el término "fascista" se ha extendido tanto que incluso se ha deformado. Hoy en día es habitual llamar "fascista" a todo aquel que no nos gusta. Incluso dudo mucho que quien utiliza ese término sepa exactamente de dónde procede. Por ejemplo, lo mismo se llama "fascistas" a los etarras que al PSOE que al PP. Incluso cuando muchos jóvenes dicen luchar contra el fascismo, en realidad están luchando contra el capitalismo actual, que no tiene nada que ver con el fascismo. Muchos se asombrarían al conocer que tanto el fascismo como el nacionalsocialismo o nazismo, tuvieron una base muy sólida en su anticapitalismo. Hitler se pasó su vida desproticando contra los especuladores y capitalistas.
En realidad Hitler siempre admiró a Mussolini y mantuvo hacia él una amistad y lealtad sin limites. Se ha dicho en muchas ocasiones 
que esa amistad le costó la derrota. Pues bien, cuando se habla de que Hitler no respetaba los pactos con otros países y de que era una persona de poca confianza y traicionera, en su relación con Mussolini observamos todo lo contrario: fue leal a su persona y amigo hasta la muerte.
El rescate que hizo Hitler de Mussolini ha pasado a la historia. Aún hoy se enseña en las academias militares. Precisamente acabo de terminar los dos volúmenes de las memorias de Otto Skorzeny, que fue el liberador de Mussolini.
Hitler veía paralelismos entre los italianos del norte y los alemanes. Opinaba que les unía la misma cultura. Sin embargo no le gustaban los italianos del sur. Hitler siempre tenía buenos recuerdos de sus viajes a Italia. Le gustaba mucho la comida italiana. Incluso Eva Braun procuraba viajar siempre que podía a Italia.
Hay una diferencia como entre el día y la noche, entre los verdaderos fascistas y los que no lo son... Quizá el Duce se anticipó en un año a la fecha madura para su revolución. Sin duda debió permitir que operaran primero los rojos, que habrían exterminado a la aristocracia. El Duce se hubiese convertido entonces en Jefe del Estado.
Y es que Hitler nunca soportó que el Duce gobernara junto a la monarquía. Solo cuando lo liberó en 1943 el fascismo volvió a sus origenes más anticapitalistas y gobernó sin la monarquía aunque desde entonces Mussolini fue una marioneta de Hitler.
Cuando yo estaba con Mussolini, el pueblo gritaba "¡Duce!" "'Duce!" Cuando estaba con el rey gritaban "¡Führer!" "¡Führer!". En Florencia estaba solo, con el Duce y leí en los ojos del pueblo, el respeto y el amor ardiente que sienten por él. La gente del pueblo le miraba como si quisiera comérselo.
Muchas veces el pobre Duce me da pena. ¡Cuántas culebras debe tener que tragarse! Me parece que yo no lo aguantaría.
Fuente: "Conversaciones sobre la Guerra y la Paz"

Hitler, el 8 de Septiembre de 1943 madrugó más de lo habitual. A pesar de haber dormido solo 4 horas, fue despertado a las cinco y cuarenta y cinco de la mañana. Tenía una entrevista en Ucrania con Manstein. El mariscal le había informado de la situación: los rusos habían roto el frente del sexto ejército y amenazaba con avanzar hacia Kiev. 
Hitler estaba inquieto. Más de lo habitual. Temía una traición de Italia. Apenas estuvo noventa minutos con Manstein. Volvió a subir a su Cóndor y al mediodía ya volaba, dejando Rusia para siempre, ya que nunca más volvería. A las cinco de la tarde se encontraba ya en La Guarida del Lobo, celebrando otra reunión.

La intuición de Hitler fue certera una vez más. Se enteró de que existía un informe, de cuatro días atrás, hecho por un agente, que sugería las propuestas de paz italianas. Por otra parte, la prensa aliada, publicaron los rumores. Hitler se encontraba agotado. Dormitó media hora. Pero su ayudante le despertó con la noticia que la BBC acababa de dar: el rendimiento incondicional de Italia.

Hitler convocó un pleno de reunión de guerra. Asistieron Ribbentrop y Goebbels. El Almirantazgo alemán comentó:

"Las consecuencias de este vil acto de traición -sin parangón en la historia militar- serán muy diferentes de lo que Italia esperaba. El campo de Italia se convertirá en un campo de batalla entre los traicionados aliados de ayer y los despiadados conquistadores de hoy.

Hitler se desplomó en su cama a las cinco de la mañana. Había trabajado veintitrés horas seguidas. Según Irving, "solo él había predicho sin vacilar aquella traición."

Hitler autorizó a Ribbentrop a realizar sondeos ante Stalin, para un posible armisticio. Pero se arrepintió y después consideró la posibilidad de sondear a los ingleses, con quienes tenía más afinidad. Pero se encontró con el obstáculo de Churchill. No se le puede negar a Hitler el haber intentado en numerosas ocasiones, incluso cuando Alemania parecía todopoderosa, llegar a un acuerdo de paz con Gran Bretaña. Aunque también es cierto que Hitler confiaba en alguna victoria para poder negociar. 
Al poco tiempo, Alemania tomó Roma. Después tuvo lugar el famoso rescate de Mussolini por parte de Otto Skorzeny, a quien Hitler entregó la Cruz de Caballero. Hitler dijo:

Cuando la noticia del rescate se difunda caerá en el mundo como una bomba, especialmente entre los ingleses. Les demostrará que nunca abandono a los amigos, que soy hombre de palabra. Los ingleses dirán: ¡Eso es un amigo!
Dos días después, Hitler se dirigió a La Guarida del Lobo para recibir a Mussolini. Antes pidió a Skorzeny que le relatara el espectacular rescate. Hitler le dijo a Mussolini que tenía proyectado un compromiso con Stalin. Pero al día siguiente cambió de opinión:

Ya lo sabe, Ribbentrop; la verdad es que si hoy llego a un acuerdo con Rusia, mañana volveré a saltarle al cuello. Es mi manera de ser. 

 Con respecto a los tratos con Churchill, dijo:

En política no se puede permitir que los principios y las personalidades constituyan un obstáculo. Pero Churchill es un hombre que actúa inspirado por el odio, no por el sentido común. 

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