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LA ENSEÑANZA DE G. I. GURDJIEFF
El Trabajo o Cuarto Camino es el nombre dado a la enseñanza de G. I. Gurdjieff (maestro de danza, 1866-1949). Estas enseñanzas están basadas en la sabiduría esotérica de grandes tradiciones espirituales adaptadas por Gurdjieff para la sensibilidad y necesidades contemporáneas. La meta del Trabajo es la evolución y la transformación consciente del ser humano. Esto requiere del desarrollo armónico de la totalidad de la persona: cuerpo, mente, emoción. La práctica del Trabajo incluye meditación, Danzas Sagradas, estudio de ideas psicológicas y cosmológicas, auto-observación imparcial y trabajo en grupo.
Los Movimientos tienen dos propósitos: estudio y desarrollo.
El ardiente cuestionamiento de Gurdjieff acerca del significado de la existencia humana le condujo a él y a un grupo de acompañantes a comenzar una búsqueda de conocimiento que Gurdjieff creía tenía sus raíces en antiguas tradiciones y se ocultaba en algún lugar de la tierra.
Viajaron a Egipto, Tíbet, Uzbekistán y otros países de Asia Central. Estos viajes le dieron la oportunidad de escuchar y asimilar la música de diferentes tradiciones étnicas y, finalmente, le condujeron a ciertos templos, escuelas esotéricas y monasterios donde estudió formas especiales de ritual, danzas sagradas y música. Fue en estos lugares donde Gurdjieff se embebió de un profundo conocimiento del Ser.
Después de 20 años de búsqueda, Gurdjieff apareció en Europa con un completo sistema de enseñanza al que llamó Cuarto Camino, que unía el conocimiento esotérico de Oriente y el método científico de Occidente. La “enseñanza antigua” que había existido desde hacía siglos había sido redescubierta.
Las Danzas Sagradas de Gurdjieff, también llamadas “Movimientos”, son esenciales en su enseñanza,consistente en ideas transmitidas oralmente, Movimientos, ejercicios físicos y trabajos musicales. Aunque los orígenes de estas danzas han sido argumento de considerable especulación y mitificación, no parece haber duda de que fue Gurdjieff mismo quien las creó en su mayor parte de acuerdo al conocimiento que adquirió. Para muchos, la primera impresión de estos Movimientos puede ser como una revelación, debido a que es algo totalmente diferente de lo que puedan haber visto en el mundo de la danza. Los Movimientos pueden crear un extraordinario impacto en el estado psicológico del participante, expandiendo su consciencia hacia nuevas áreas de experiencia.
Más que la personalidad subjetiva individual, estos Movimientos expresan leyes objetivas y matemáticas gobernando una posible evolución psicológica y, básicamente, también la vida como un todo. La práctica de los Movimientos de Gurdjieff puede generar una forma de energía difícil de encontrar en parte alguna
“AMOR CONSCIENTE”
Hay dos clases de amor; uno el amor de un esclavo, el otro que debe ser adquirido por medio de trabajo. El primero no tiene valor alguno; sólo el segundo tiene valor, esto es, el amor adquirido a través de trabajo. Este es el amor del cual hablan todas las religiones.
Si ustedes aman cuando “ello” ama, no depende de ustedes y por lo tanto no tiene mérito. Es lo que llamamos el amor de un esclavo. Ustedes aman cuando no deberían amar. Las circunstancias les hacen amar mecánicamente.
El amor verdadero es el amor cristiano, el amor religioso; con este amor nadie nace. Para este amor hay que trabajar. Algunos lo conocen desde la infancia, otros solamente en la vejez. Si alguien tiene amor verdadero, es porque lo adquirió durante su vida. Pero es muy difícil aprenderlo, Y es imposible empezar a aprenderlo directamente, en la gente. Todo hombre toca a otro en carne viva, nos hace apretar los frenos, y nos da muy poca oportunidad de tratar.
El amor puede ser de diferentes clases. Para comprender de qué clase de amor hablamos, es necesario definirlo.
Ahora estamos hablando del amor por la vida. En todo lugar donde hay vida, comenzando por las plantas (porque ellas también tienen vida), los animales —en una palabra dondequiera que haya vida— hay amor. Cada vida es un representante de Dios. Cualquiera que pueda ver al representante, verá a Aquél que es representado. Cada vida es sensible al amor. Aun las cosas sin alma como las flores, que no tienen conciencia, comprenden si uno las ama o no. Aun la vida inconsciente reacciona a cada hombre de una manera correspondiente y le responde de acuerdo a la manera en que él reacciona.
Como siembran, así cosecharán, y no sólo en el sentido de que si siembran trigo tendrán entonces trigo. Es cuestión de cómo siembran. Literalmente puede convertirse en paja. En la misma tierra, distintas personas pueden sembrar las mismas semillas y los resultados serán diferentes. Pero estas sólo son semillas. El hombre ciertamente es más sensible que una semilla a lo que es sembrado en él. Los animales son también muy sensibles, aunque menos que el hombre. Por ejemplo, se mandó a X. a cuidar los animales. Muchos enfermaron y murieron. Las gallinas pusieron menos huevos y así sucesivamente. Aun una vaca dará menos leche si uno no la quiere. La diferencia es muy sorprendente.
El hombre es más sensible que una vaca, pero inconscientemente. Y así si ustedes sienten antipatía u odian a otra persona, es sólo porque alguien ha sembrado algo malo en ustedes. Aquel que quiera aprender a amar a su vecino debe empezar por tratar de amar las plantas y los animales. Quien no ama la vida, no ama a Dios. Comenzar de inmediato a tratar de amar a un hombre es imposible, porque el otro es como ustedes, y devolverá golpe por golpe; en
tanto que un animal es mudo y se resignará tristemente. Por eso es más fácil empezar a practicar en animales. Para el hombre que trabaja sobra sí mismo es muy importante comprender que sólo puede haber cambio en él si él cambia su actitud hacia el mundo exterior. En general ustedes no saben lo que se debe amar y lo que no se debe amar, porque todo eso es relativo. En el caso de ustedes, una y la misma cosa es amada y no amada; pero hay cosas objetivas que debemos amar o debemos no amar. Por eso es más productivo y práctico que se olviden de lo que llaman malo y bueno y comiencen a actuar sólo cuando hayan aprendido a escoger por sí mismos.
Ahora si quieren trabajar sobre sí mismos, tienen también que elaborar en sí diferentes clases de actitudes. Excepto en el caso de cosas grandes y más definidas que innegablemente son malas, tienen que ejercitarse de esta manera: si les gusta una rosa, traten de que les disguste; si les disgusta traten de que les guste. Lo mejor es comenzar con el mundo de las plantas; desde mañana traten de mirarlas de una manera en que no las han mirado antes. Cada hombre es atraído hacia ciertas plantas, y no hacia otras. Quizás esto no lo hemos notado hasta ahora.
Primero tienen que mirar una, luego poner otra en el lugar de ella y después prestar atención y tratar de comprender por qué hay atracción o aversión. Estoy seguro de que todos sienten algo o perciben algo. Es un proceso que tiene lugar en el subconsciente, y la mente no lo ve; pero si comienzan a mirar conscientemente, verán muchas cosas, descubrirán muchas Américas.
Las plantas, como el hombre, tienen relaciones entre ellas y también existen relaciones entre plantas y hombres, pero cambian de tiempo en tiempo. Todas las cosas vivientes están atadas las unas a las otras. Esto incluye todo lo que vive. Todas las cosas dependen unas de otras. Las plantas actúan sobre los estados de ánimo de un hombre y el estado de ánimo de un hombre actúa sobre el de una planta. Mientras vivamos haremos experimentos. Hasta flores vivientes en una maceta vivirán o morirán según el estado de ánimo.
GURDJIEFF,
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