martes, 14 de octubre de 2014

DISCURSOS MEMORABLES “Fiesta del Trabajo Nacional” Último discurso de Joseph Goebbels



"No es acto casual que el día de la Fiesta del Trabajo Nacional, se inicie con una llamada a la juventud alemana. Por especial disposición del Presidente del Reich y de acuerdo con el Goberino iniciamos este día en unión de la juventud portadora del futuro aleman. La juventud tendrá que recibir, alguna vez, la herencia que deseamos depositar en sus manos. Y es la tarea más noble de  esta jóven Alemania, que encuentra su expresión de poderío político bajo el gobierno de Adolf Hitler, educar a la juventud en el orgullo y corrección, en hábitos de virtud y disciplina. El total del pueblo aleman, en todas sus clases y oficios, se manifiesta en el día de hoy a favor del trabajo y su prosperidad. Donde antes disparaba la ametralladora y se cantaba el himno del odio de clases y de la internacional, el gobierno de Hitler logra en su primer año de acción reunir a todo el pueblo aleman en este primero de mayo, a exteriorizar su apoyo al Estado, al pueblo y a la Nación. Se derrumbaron todas las diferencias, se destruyeron todas las barreras que por medio siglo distanciaban al pueblo en odio de clases y tinieblas de castas y hoy se dan la mano todos los alemanes, todas las clases, castas, oficios, profesionales o creencias y alzan su promesa de vivir unidos y trabajar luchando por la Patria.

En este día se detienen las ruedas y calla la máquina, pero no por edicto del odio de claes, ni porque una internacional ajena al pueblo y a la tierra quiera protestar y sublevarse contra el Estado, sino que el gobierno mismo ha dado la orden para detener el trabajo en el día de hoy, a fin de que todos los alemanes, se pongan a retaguardia de la bandera de la revolución nacional y proclamen ante el pueblo y ante el mundo, que Alemania despertó ya de una larga pesadilla, que el pueblo y el Estado son ya uno, que las banderas que flamean hoy en Alemania no son ya el símbolo de un gobierno ajeno al país y al pueblo, sino que los emblemas que brillan hoy son el símbolo de la total Alemania despierta de hoy. Enmudecieron los cantos odiosos de lucha de clases; en cambio, se entona hoy el reconocimiento iluminado del pueblo por nuestro destino, que es el porvenir de la Nación; su himno se escucha en todo Alemania, en la capital, en las grandes ciudades, en la provincia, como en el más pequeño paraje de un grupo de campesinos.

Terminó la lucha de clases, sobre las ruinas del desastre de un Estado liberal capitalista, se alza la vida de comunidad popular, la idea de voluntaria conexión responsable, que tendrá cada cual frente al Estado y a la nación. El gobierno que detuvo la lucha de clases con la orden "hasta aqui y no más alla", tomó para sí una grandiosa obligación y responsabilidad. Y al reunirse hoy en esta mañana de sol en este histórico sitio del Lustgarten de Berlín, la juventud alemana de los bancos escolares, universidades, de las fábricas y establecimientos de enseñanza, no es sólo para manifestar su apoyo al Estado, sino también para demostrar por el trabajo y sus atributos.

Las juventud puede estar hoy orgullosa, pues, fue ella la que alcanzó la conquista del Estado, es ella que con júbilo tomó la responsabilidad sobres sus espaldas y por eso, que en los mástiles de los edificios públicos y particulares, flamean hoy en todas las calles y caminos, no sólo el glorioso emblema negro, blanco y rojo de la Alemania antigua, sino que flamea también gloriosa y coronada por la victoria, la bandera de la cruz svástica de las revolución nacionalsocialistas. La juventud alemana marchó tras este emblema, hacia la revolución y reconoce hay ante Dios y ante el mundo que esta revolución no se detendrá jamás, que la revolución sólo encontrará su término, cuando hay conquistado al total del Estado y con ello al total del pueblo aleman.

En las semanas y meses pasados, hemos abierto la brecha gloriosa de una nueva doctrina, de una nueva conformación de la vida, una nueva relación para con el Estado, la economía el pueblo y la cultura. Vivimos la época del más grandioso trastorno histórica, como sólo vive un pueblo cada mil años de su existencia. Feliz juventud que no sólo es testigo, sino cooperadora y cómplice de tan grandiso acontecimiento histórico. El pueblo alemán se empobreció por la guerra y la revolución, así como por 14 años de la política de Noviembre, pero desde el 30 de enero, desde la fecha en que hemos vuelto a nosotros mismos, hemos ganado ya algo en la mentalidad popular. A través de las masas surca ya un regocijo interior y parece que no fuera acto casual, que precisamente este año de primavera, llegue tan pronto sobre Alemania. Parece que el sol volviese a despuntar sobre nuestra tierra.

Alemania perdió la guerra pero ya está capacitada para ganar la revolución. Todo lo que se hizo mal en años pasados, nosotros la juventud alemana queremos mejorarlo y por eso anunciamos al país: Nosotros, la juventud alemana, pondremos término al pesimismo, arrojaremos de nuestro camino al cruel destino y llenos de fe y de optimismo, nosotros, muchachos de los bancos escolares, de las fábricas y oficinas, nosotros jóvenes trabajadores y estudiantes, seremos portavoces de este resuelto optimismo. La juventud alemana combatió con interminable idealismo, durante catorce años al Pseudo Estado de 1918; con porfía aceptó la humillación, persecuciones y calumnias y con banderas aladas marchó hacia el Tercer Reich, el 30 de enero, hacia el nuevo Estado, por el cual combatió.

Esta juventud tiene el derecho de exigencias y alza hoy ante el mundo entero su petición, exigiendo trabajo, pan, honra y facilidades de vida, exigencias para la conformación de la vida popular de acuerdo con las prácticas de la vida alemana. Pero esta juventud experimentada por el purgatorio de la guerra y de la época posterior, sabe también que sólo tiene derechos a exigencias, quien toma para sí las obligaciones de su desempeño. Y, por eso, queremos en esta luminosa maãna, alzar promesa de trabajo y no titubear, rendir ante el templo de la Patria la donación completa de nuestros corazones y manifestarnos con todo el alma por Alemania y su grandioso destino histórico.

La juventud saluda a los trabajadores, la juventud saluda a toda la Alemania productora; jóvenes y ancianos, superiores e inferiores, todos deben darse la mano en este día y formar la unión que sea por siempre indisoluble. Así marcha hoy la juventud alemana que va hacia el futuro, y nosotros, juventud vanguardia de la revolución alemana, somos los portadores de las flameantes banderas coronadas de gloria del resurgimiento alemán y de la brecha abierta por la nación. En vuestro poder, muchachos, va a depositarse un día el Estado y esperamos con fe que depositaremos en vuestras manos un Estado superior al que recibimos en las nuestras. La juventud se reconoce para con el Estado en obligación, virilidad y disciplina, saluda al viejo Reich con apego a las tradiciones del pasado y marcha valeroso y resuelto hacia el destino comun aleman. Nuestro saludo va dirigido a la Patria, al Pueblo, a los trabajadores y a la Nación.

Renovamos nuestra promesa por una Alemania unida con un llamado: El Canciller del Reich, el Führer del pueblo, el portaestandarte de la juventud alemana, Adolf Hitler, Sieg Heil !"

Último discurso de Joseph Goebbels 

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